Cuando han pasado más de 20 años del triunfo del NO, debería
estar claro, que lo que sucedió en ese entonces fue el triunfo del sistema
sobre aquellos que postulábamos un cambio radicalmente democrático en el país.
El desplazamiento de Pinochet de la Moneda al edificio de la
calle Zenteno (comandancia del Ejercito), no fue el termino de la dictadura,
mas bien la consolidación de un sistema económico y político ideado desde la
dictadura para que nunca mas fuera posible un gobierno como el de Allende y el
aseguramiento de una gobernabilidad para el neoliberalismo extremo producto de la “revolución capitalista de 1975” ( Moulian).
En algún momento Eugenio Tironi, comentando en The Clinic
(02 agosto) la película NO dijo que con el triunfo del NO “la derrotada no fue
la dictadura: fue el Frente” (léase Rebelión Popular) y luego asegura que “los
derrotados no tienen lugar en la historia”. (Bueno si los derrotados se adaptan
pueden estar en la historia)
En el fondo, desde una perspectiva histórica hay algo de
razón en las palabras del publicista-lobbista, pero creo que el “derrotado” no
fue el frente, ni el partido comunista, fueron amplios sectores populares que tuvieron
que aceptar, en algunos casos sin saberlo, la salida que ideo el imperio, la
dictadura y la oposición burguesa, para asegurar el pleno desarrollo del
neoliberalismo en Chile.
Luego o antes del 5 de octubre se inicio la “transición a la
democracia”, que resulto ser interminable y donde la alegría definitivamente no
llego. Los gobiernos de la concertación resultaron ser un brazo más de las
transnacionales y de los grandes capitalistas, los antiguos y los nuevos
nacidos en el gobierno de Pinochet.
El sistema derrocho neoliberalismo por todos lados, la
desigualdad aumento, las privatizaciones también, la represión fue mas
sofisticada, la “ideología de la corrupción” se expandió por todos los pasillos
de la concertación.
Celebrar que los que nos joden diariamente cambiaron el
uniforme por trajes de civiles es a lo menos grotesco. La fecha debería ser
conocida como “el gran engaño”.
Los sectores populares que creemos que no hay nada que
celebrar este 5 de octubre, tenemos que tomar como una afrenta más de la corrupta
clase política dicha celebración, la celebración de la mentira, el engaño del
capitalismo neoliberal.
Tal como ayer, los sueños de Allende y de los que lucharon
por una verdadera democracia están presentes no en los publicistas del No y los
guatones dirigentes del parlamento, si
no en las movilizaciones de los estudiantes, de los trabajadores, aquellos que
con seguridad no irán a los actos de la concertación y sus aliados.
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